Todos los vehículos con motor de explosión cuentan con tubo de escape para poder evacuar al exterior los gases producidos durante la combustión, independientemente de que el vehículo funcione con diésel o gasolina.
Entre las funciones de este componente, además de la antes mencionada, podemos destacar que el tubo de escape mejora el rendimiento del motor, ayuda a que descienda la temperatura interna y amortigua la contaminación acústica y ambiental que generamos al conducir.
El humo expulsado por el tubo escape de un vehículo, funcione con diésel o gasolina, está compuesto por una amplia variedad de gases, de éstos apenas un 2% son realmente nocivos. Así que podemos dividirlos en gases menos perjudiciales y gases altamente perjudiciales.
Debemos tomar en consideración las anomalías en el sistema de escape y acudir a un taller de confianza si vemos que el color del humo de nuestro tubo de escape cambia o tiene un olor extraño, ya que son muchos los elementos que intervienen en la correcta combustión de carburante para el motor para poder identificarlo con precisión sin la maquinaria adecuada y está en juego tanto la vida útil del automóvil como nuestra propia salud.